Fase I.- Usará las moléculas humanas para estimular reparar y restaurar las funciones naturales del cuerpo.
Fase II.- Tendrá que ver con el implante de tejidos desarrollados fuera del cuerpo, derivados del tratamiento de células troncales con moléculas de señalización; y la reposición de órganos hechos de las propias células del paciente, restaurarán las funciones dañadas por la edad, trauma o enfermedad.
Fase III.- Estará basada en el reajuste del reloj genético dentro de las células, algo ya demostrado en la clonación por transferencia del núcleo. Esto implicará el rejuvenecimiento de los tejidos viejos, sin la necesidad de realizar dicha transferencia. Tales aplicaciones prácticas se podrán ver en un lapso de treinta años.
Fase IV.- Dará lugar a una revolución incipiente en la ciencia de los materiales. Los organismos vivientes serán manipulados por ingeniería a niveles de tolerancia física subatómica y la ingeniería a escala atómica algunas veces llamada nanotecnología, proporcionará la capacidad de crear varios materiales artificiales. Deberemos ser capaces entonces de diseñar nuevos componentes para células, órganos y tejidos que se integrarán a los naturales. Como ejemplo, las prótesis neuromecánicas que responderán suave y precisamente a impulsos neurales son uno de los resultados posibles que se vislumbran entre muchos otros. Las extrapolaciones de los desarrollos descritos implican que si todo va razonablemente bien, el espectro de la vida humana se puede incrementar significativamente.
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